Está carta es para ti, mami:

Soy tu Angelito, soy tú Angelita, para decirte que no debes de sentirte culpable por mí NO nacimiento. Sé que piensas que hiciste algo mal, pero no es así. Mami, no tengo que perdonarte nada. El que yo no esté en este plano físico no es tu culpa. Grabártelo bien, mami, NO ES TU CULPA.

Sé que en el fondo no te sentías lista para mi llegada, no por ello te debes de crucificar.

Yo, gustoso, sabía que venía a dejarte una lección, y el hecho de que me dejaras comer y beber ti fue un gran honor y bendición. Yo ya existo y siempre existiré, trátame como a uno más de tus hijos, y recuerda que soy una parte de ti, por lo cual, siempre hay un lugar de mí en tu corazón.

Me duele que te crucifiques por una culpa que no es tuya, así que te pido que por favor honres mi vida y mi no nacimiento en este mundo mágico, regalándome una sonrisa y una vida conforme a lo que tú creas felicidad, pues cada vez que sollozas como tu corazón y el mío se volvieron uno solo, lo siento, y yo quiero que mi mami sienta felicidad, así volaré más rápido hacia la luz y puedo volver en esa comida que te gusta comer, en el amanecer que te gusta observar, en las flores que te gusta oler, o quizás en el espejo que te saluda todas las mañanas.

Jamás me fui. Vivo en ti y sé que la lección que escogiste es fuerte, pero créeme que no hay nada que venga de Dios y no sea un regalo. Estoy sentado en su regazo.

Mami, por favor, que mi venida a tu vientre no sea en vano y honra la vida. El tiempo es relativo aquí en el plano físico y veraz, que en un suspiro nos estaremos abrazando en sueños, agradeciendo tu vida y mi vida en este hermoso mundo. Hoy, mañana y siempre te amo.

Mira adentro de tu pecho. Escucha a tu vientre sagrado y busca en tu piel a la sagrada, ella sabrá sanarte.

Solo tú sabes lo que fue cargar a ese SER en tu vientre, pues bebió de ti, comió de ti, y sintió por ti. No importa cuantos meses te dejo sentirlo, si uno, dos, siete o nueve. La conexión con esa alma limpia la sentiste y la compartiste. Al momento de la implantación de ese SER, tu hermosa matriz sagrada sintió al nuevo huésped que recibió con calor y AMOR, albergándolo con todas tus memorias e historia ya recorridas.

Si ya recibías pataditas, ni se hable del dolor que alberga, no observar los piecitos, crecer al exterior, correr y crecer.

Escribe esta carta con mucho AMOR y respeto.

Por Arely Olivares

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