Una de las verdades más difíciles de aceptar (para mí) fue la de cada quien tiene lo que se merece. 

Es muy complicado explicar con palabras experiencias que solo suceden en el alma bajo un estado meditativo, pero trataré de explicarlo. 

Una de las heridas más difíciles de trabajar en mi existencia en este presente ha sido el abandono que me ha causado muchos estragos en mi realidad.

El miedo a quedarme sola me orilló a abandonar a muchas personas antes de que ellos me abandonaran, pues inconscientemente creía que me protegía. Posteriormente, el miedo a quedarme sola me orilló a quedarme sola. 

La raíz de este miedo o herida se arrastra desde mi padre. Crecí sin él y por mucho tiempo lo esperé y busqué en hombres mayores, lo cual jamás llene o encontré. 

La maravilla de las meditaciones es que trabajas el inconsciente de maneras maravillosas, pero se debe de ser muy valiente para navegar en esos mares y aceptar la verdad. 

Creía que mi molestia era con los hombres, o con mis anteriores parejas, y no es así. 

Aprendí que, en ocasiones, estamos molestos y enojados, no por lo que pasa en nuestro presente, sino más bien, por un hecho de nuestro pasado no sanado o  procesado. Hasta un mínimo olor, o un lugar, puede despertar el hecho de aquel pasado y no darnos cuenta. Es por ello la importancia de la meditación, que te enseña a prestar atención a aquello que parece imperceptible y poder etiquetarlo. Pues al etiquetarlo podremos comprenderlo y aceptarlo. 

Bueno, para no hacer la historia más larga. Uno (de los tantos velos que existen) de los velos que se me rompió a través de años de estudio y meditación fue que, cada quien tiene lo que se merece. No importa que tan injusta parezca la situación, es lo que te mereces. 

Preguntarás, si es tu caso: “¿por qué merecí que mi padre me abandonara y me dejara crecer sola?” 

Abre tu mente y tu corazón para lo siguiente. 

Eres la mitad de él y de tu madre. Eres un pedazo de él y de ella, y después tu esencia. 

Ahora piensa que, si eres la mitad de él, tú te abandonaste. 

Es complejo de entender. Si yo soy la mitad de mi padre, entonces yo soy mi padre por consiguiente yo mismo me abandoné. 

Dirás desde tu perspectiva que tú jamás habría hecho lo que él, claro que no, desde tu perspectiva. Pero ¿qué crees que te dio la da perspectiva?, vivir en carne propia el abandono. Por eso jamás lo harías. 

El hecho de aceptar que soy la mitad de lo que él es, es muy difícil, pero es una verdad que sana, porque vuelvo a repetírtelo, al comprender sanas. 

Amo haber heredado sus labios, pero odio haber heredado su karma. Soy compuesta de él y todo lo que conlleva ese ser y solo me queda honrarlo y agradecerle, por más difícil que parezca, si aprendes a perdonar y aceptar, te ahorrarás muchos años de patrones negativos y terapia. 

¿Porque me tocó a mí (o a nosotros)? No lo sé. No sé si acaso quiero la respuesta de esa pregunta. Lo que sí sé, es que tengo sus errores marcados en mi corazón para no volverlos a cometer. Algunos le llaman empatía o compasión. 

El corazón de pollo que antes odiaba, ahora lo amo, porque ahora entiendo su razón de ser. 

Escribo esto para quien lo necesite. Aplica para madre y padre. Tú eres ellos lo quieras aceptar o no. Pero ahora tú tienes el timón, la información e inteligencia para cambiar la dirección. 

Posdata: lo que hagas en este presente o vida, afectará o beneficiará a futuras generaciones.

Con AMOR ARELY OLIVARES ✨

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

@Resplandordeyaguar