La muerte y yo nos vimos cara a cara. 

Ella sacó su esencia y yo mi rebeldía. 

Después de años de lucha incesante entre ambas, hicimos las pases. 

Ella me mostró que yo llevo la esencia de ella en mi ser y yo le mostré que no le deseo más. 

La muerte y yo,  no dimos cuenta de que somos una, danzadoras y esclavas de la vida. 

Caminamos de la mano mes con mes y, al entregarme a ella, se lleva lo que no necesito. 

Ella aligera mis cargas y yo hablo de ella como una gran bendición. 

En este mundo dual,  nuestro secreto es, que la muerte no está separada de la vida. 

La muerte protege la vida  y solo se la ha difamado dentro de una historia mal contada por los confines del tiempo. 

La muerte, la vida y yo. Compañeras de este mundo milagroso que nadie jamás explicará cómo es que existe, pero que se siembra hasta el último hueso con cada dolor transitado. 

Gracias, dolor, muerte y vida. 

Arely Olivares.

Arely Olivares

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